Sueños extraños

Desde que era pequeña, mis sueños han sido contradictorios, fantasiosos y repletos de imaginación. Una vez (hace unos días) tuve un sueño muy extraño que trataba de lo siguiente:

Mi casa, por razones desconocidas, era una seta,… ¡una seta! Recuerdo que era como las típicas, con la parte alta de colores tierra. Me encontraba en su interior y, curiosamente, yo era una especie extraña de superheroína. Ni siquiera yo lo entiendo muy bien. El caso es que mi superpoderes venía del hielo, hielo que no se derretía, nadie sabe por qué. Cuando depositaba el cubito sobre mi mano y lo agarraba con fuerza, obtenía la capacidad de volar y, dicho esto, añadiré que al interior de la seta se entraba por la ventana, volando.

Sobre la superficie de la seta tenía capturados a los villanos que atrapaba, lo que también era extraño, ya que recuerdo haber visto a Iron Man allí. Dos opciones: o él era malo en mi sueño, o bien yo era supervillana en realidad.

Después de haber contado esto, relato la historia en sí:

Me encontraba volando por la ciudad, los grandes edificios alcanzaban una gran altura y parecía hacer viento ya que los árboles se estremecían a su compás. Estaba en alguna clase de misión secreta o algo así. La misión consistía en matar a un hombre que era malvado. Aterricé en tierra y me escondí tras una columna, como hacen en las películas de acción, ya que el hombre le estaba hablando a una multitud. Allí conseguí enterarme de su plan, el cual, al despertarme, me pareció absurdo. Consistía en que retenía a un número extenso de personas trabajando (a lo que encuentro un leve parecido a los campos de concentración).

Allí los mantenía trabajando para hacer una máquina gigante, como un robot, que destruiría el mundo. Lo normal.

Me pillaron cotilleando el plan, me atraparon y me pusieron a trabajar, lo que curiosamente consistía en separar tornillos y tuercas. Allí me enteré de que si no servías para nada o dejabas de trabajar, te convertían en cabra. Sí, una cabra. Y tenían una buena razón para ello, absurda también, pero buena:

Para acabar con el hambre en el mundo se comían a las personas que convertían en cabras.

Las convertían porque de ese modo no serían canívales (buena razón) y podrían comerlas con permiso de la ley, o, al menos, en mi sueño, comer cabras estaba permitido.

Conseguí escapar gracias a mi cubito de hielo que me permitía volar y desde allí, liberé a toda persona que había sido convertida en cabra. Recuerdo que salían de un camión verde desde el que las dejaban en libertad. No pude convertirlas en personas de nuevo, pero conseguí atrapar al malo, que me recuerda mucho a Hitler, y lo «encarcelé» en mi seta gigante, de la que no podían escapar porque era tan alta que si salían por cualquier lado, caían y morían. Allí se quedó atrapado para siempre, junto a mi querido Iron Man y yo me fui a volar por la ciudad de nuevo.

Ahí acaba mi sueño, el cual no es el más raro de todos, pues he soñado con ciudades en blanco y negro, portales interdimensionales, pérdidas de memoria y muchas otras cosas, pero eso, es otra historia.

Ana Valeria Muñoz Arroyo 4ºA